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"150 Años de Conflictos Culturales: Un Viaje por la Larga Lucha que Persiste"

Imagine la complejidad de coser con una sola aguja y un único hilo durante un siglo y medio, tomando como base la contienda cultural. Pocas personas pueden concebir un reto intelectual de tal magnitud. El profesor Ruiz-Domènec se aventuró a ello y este libro es la prueba fehaciente de su logro. *Un duelo interminable* es un artefacto cultural de primer nivel, similar a aquellos que solemos admirar en contextos vecinos como Francia o Italia, provocando la envidia del lector erudito. En este ensayo resuenan ecos reconocibles de lo que en otro tiempo aprendimos de eruditos como Marc Fumaroli, ofreciendo una experiencia de plena reconciliación con la cultura humanística. Valga la redundancia.

Las grandes obras son siempre excesivas y José Enrique Ruiz-Domènec nos propone un viaje desmedido desde 1871 hasta 2021. La premisa: un interrogante sin respuesta que se ha intentado resolver desde distintos frentes culturales y que sigue, por fortuna, sin solución: ¿ruptura o continuidad? ¿Sigue o no siendo el mundo el mismo de entonces? Un duelo interminable es, por lo pronto, un ejercicio de estilo. El volumen —grueso, a la altura de la encomienda— comienza con el enfrentamiento entre Jacob Burckhardt y Jules Michelet, para dar paso inmediatamente a uno de los duelos más destacados de nuestra historia cultural: Nietzsche contra Wagner. Ruiz-Domènec administra con discreción sus compromisos metodológicos y, al poco de comenzar, retoma una sentencia de Walter Benjamin que bien podría ilustrar la maniera con la que se ha ejecutado este ensayo: “Hacer historia no se descompone en relatos, sino en imágenes”. Y son precisamente estampas de época lo que el lector tendrá la sensación de ir visitando en un viaje que abruma por el tamaño de los invitados convocados y la velocidad de crucero.

Están todos, o casi todos, los que cabría imaginar, sin atender a servidumbres ideológicas ni a jerarquías sesgadas. En esta colección de duelos comparecen, de manera pertinente, Coco Chanel, Valle-Inclán, Husserl, Shostakóvich, John Cage, Julia Roberts, Hannah Arendt, Jean-Paul Sartre, John Ford, Harold Bloom o Thomas Piketty. La composición de las escenas —en cada ocasión un duelo, que por supuesto es siempre el mismo— se acoge a una aceleración creciente que al principio parece inasumible. Es difícil, muy difícil, recorrer el siglo XX y sus efectos colaterales a esa velocidad sin descarrilar o, peor aún, sin aburrir al lector. Y este enérgico ensayo lo consigue administrando un ritmo por momentos abrumador.